Agricultura



La Uva de Ohanes

A principios del siglo XIX se produjo una hibridación de la uva blanca, llamada de “Jaén”, utilizada en la cuenca del río Andarax, con la de Rágol o de colgar, conocida como “encarnada de Rágol”. Se trata de la denominada “uva de Ohanes”, “de Barco”, “embarque” o “uva de Almería”.


Según la obra de Simón de Roxas Clemente, publicada en 1807, hablando de los cultivos andaluces de entonces, se reconoce que esta variedad de la vid se aclimató por vez primera en Ohanes e inmediatamente después en Rágol, extendiéndose por todos los terrenos cultivables abancalados del Valle del Andarax, dando lugar a la importante industria artesanal de la barrilería.


La salida de la uva, que había tenido en 1835 una destacada continuidad de exportación, cobra a partir de 1880 una presencia hegemónica a nivel de mercados, con un importante desarrollo entre los años 1906 y 1916.


Los datos de exportación, profusamente estudiados por Francisco Rueda Cassinello, hablan de una producción de 60.000 arrobas en 1835, siendo once veces superior en 1881, con una cifra en el año 1907 de 2.491.273 barriles. Los mercados en esas mismas fechas eran fundamentalmente: Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. A estos se le unieron los países escandinavos como principales consumidores: Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca. También Portugal, Francia, Canadá, Suiza, Brasil, Argentina, Cuba, Argelia, México, China, Italia, Bélgica, Holanda, Venezuela o India, se unieron a la demanda de la producción.


La característica de la “uva de Ohanes” es la peculiar forma alada de los racimos, grano cilíndrico de color amarillo cera, de grueso hollejo, con pulpa carnosa dura y crujiente, con flor de cáliz rudimentario y corola verde clara, rojiza en la unión con los cinco pétalos y con gran poder de adaptación a climas muy distintos.


A finales de los años setenta cayó irremisiblemente la cotización nacional de este producto, las “golden grapes” a las que aludían las coloristas etiquetas en barriles y cajas que se introdujeron a nivel mundial, perdiéndose los mercados internacionales ante las variedades italianas e israelitas, de producción más temprana.